El antes y el después

Les voy a intentar relatar de manera breve la experiencia que ha vivido nuestro hijo Diego de siete añitos tras haber asistido por primera vez en su vida a un campamento de verano, organizado y realizado por la Asociación para la diabetes de Gran Canaria (Adigran).

Nuestro pequeño es un niño que ha tenido un fuerte apego a nosotros desde su nacimiento hasta los seis años, y a partir de ahí, cuando comenzó a soltarse, a desarrollar más su autonomía, a tener iniciativa para querer quedarse en casa de algún amigo, nos visitó el año pasado para quedarse, la diabetes mellitus tipo 1.

Con ello quiero decir que nunca ha podido vivir una experiencia que siempre ha deseado, dormir fuera de casa y más que sin sus padres con sus amigos, por lo que estamos muy felices de que ya haya cumplido ese sueño. Para él pasar siete noches sin nosotros ha sido un reto al igual que para nosotros. Además de romper con ese apego tan grande que tenía hacia nosotros, es súper importante que haya podido observar que no es el único que está viviendo está enfermedad y que aún padeciéndola no es impedimento para poder hacer lo que desee.

En un principio Diego estaba muy ilusionado con la idea del campamento pero a falta de unos días para el campamento sollozaba argumentando que no quería ir porque eran muchos días sin vernos, pero finalmente le convencimos de que iba a ser una experiencia maravillosa y marchó algo intranquilo.
Finalmente tras varios días en el campamento, ya que no podíamos mantener contacto de ningún tipo salvo dos días exclusivamente, nos pusimos en contacto con él y fue maravilloso ver con qué ilusión estaba viviendo esa experiencia, estaba muy muy feliz.

Tras su regreso nos ha llamado mucho la atención ver a un niño, aunque hayan convivido sólo siete días, mucho más maduro en todos los aspectos, mucho más independiente, con muchísima iniciativa en intentar calcular sus raciones y unidades de insulina que le corresponden en cada comida aún sin tener conocimientos adecuados para ello, y aunque todo lo hace al ojo (cálculo estimado) no se aleja mucho de lo que le corresponde realmente. Ha venido con una serie de conocimientos diabetológicos que le van a servir para estar más preparado ante su enfermedad como por ejemplo quedarse sentado y sin realizar ningún tipo de ejercicio ante una hipoglucemia.

Nos ha sorprendido que haya comenzado a comer ensalada cosa que antes no habíamos logrado inculcarle en casa, comer los potajes sin moler y como esto un largo etcétera de cosas positivas y de las que no tenemos palabras para agradecer a esta maravillosa asociación llamada Adigran. Un millón de gracias por realizar estas jornadas y permitir vivir esta experiencia que consideramos vital para sobrellevar de la mejor manera posible esta enfermedad por lo menos en los primeros años de debut ya que como bien dicen «lo que bien empieza bien acaba», y no hay nada mejor que conocer bien esta enfermedad y normalizarla desde tan pequeños para poder llevar una vida plena.

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